miércoles, 15 de mayo de 2013

Y entonces llegaste Tú





Paseo por la soledad de mis pensamientos, todos los días son iguales, es tan grande esta monotonía que no me sorprende nada de lo que transcurre por mi alrededor. Siempre todo es igual, es como una pescadilla que se muerde su cola y parece que no hay fin. Ya no hay nada que me sorprenda, ya que ya lo he visto todo, cada día igual.
Paseo por el parque y siempre veo las mismas caras, las mismas palomas que ayer estaban revoloteando entre los niños, mientras ellos jugaban con las palomas. Cada día es igual que el anterior. Sin embargo hoy puedo observar un nuevo rostro, sentado en un banco del parque estas tú. Justo en ese banco es donde me suelo sentar a leer alguna novela, sin embargo hoy esta ocupado por ti, pero eso no me va a frenar para sentarme en mi banco. Llego me siento y saco mi libro, comienzo a leer sin importarme de que tu estés sentado a mi lado, de pronto me doy cuenta de que estas leyendo el mismo libro que yo. Me miras y me ruborizo al pensar que te has percatado de que te estaba mirando.
Sigo metida en mi lectura, cuando siento que me tocas el brazo para llamarme, nos presentamos y comenzamos a comentar el libro que ambos estamos leyendo. Comienzo a preguntarte cosas y me explicas que eres nuevo en la ciudad, ahora entiendo porque no le había visto antes. Las horas pasan como si fueran simples segundos, y cuando nos queremos dar cuenta está comenzando a anochecer, entonces decidimos dejar la charla para otro día, intercambiamos los números de teléfono y cada uno se va por un camino.
De camino a casa pienso que no volveré a verte y que mañana sera un día tan aburrido como días anteriores.
Al día siguiente todo parece estar igual que siempre, voy de camino al parque y de pronto siento como mi móvil me esta sonando, lo descuelgo y eres tú el que me estas llamando, siento como si algo en mi se sorprendiera y se alegrara de poder volver a verlo. Nos encontramos en el banco en el que habíamos estado el día anterior y de nuevo las horas se pasan volando entre risas. Al parecer nos compenetramos muy bien.
Cada día deseo volver al parque y verte sentado en nuestro banco. Mi vida era una monotonía y entonces llegaste tú.